Exposición temporal “Son lo que son” de Enrique Cattaneo

Fotografías tomadas por Roberto G. Contreras bajo autorización de Galería Casa Lamm.

¿Qué pasa cuando lo cotidiano se convierte en arte? ¿Hay alguna diferencia entre escenas espectaculares y llenas de color y, un escenario limpio, casi vacío y cuyos colores albergan la tranquilidad y la quietud? Es precisamente lo que podrán descubrir en la exposición “Son lo que son” de Enrique Cattaneo al interior de Casa Lamm.

Este artista, nacido en la Ciudad de México, abandona lo estrepitoso y lo llamativo, a cambio de sutilezas, delicadas pinceladas y matices suaves, el otoño y el invierno son sus ambientes favoritos y el viento calmado, la tenue lluvia y la quietud sus actores principales.

Cattaneo no es un artista para todos los públicos, es más bien para quienes gozan con la añoranza, con la elegancia de la melancolía, una suave brisa y la esperanza de ver en el horizonte todos los recuerdos que poco a poco se pierden en las ensoñaciones.

Sus paisajes son sencillos, minimalistas, limpios y dedicados a transmitir paz y tranquilidad. El óleo se funde con la madera en un tierno abrazo que permite detenerse del bullicio de la ciudad, de los ajetreos del trabajo, romper el estrés cotidiano y simplemente llegar a contemplar su obra, sentado en la comodidad de un sofá, junto a una taza de chocolate tibio o una copa de vino blanco y, simplemente abandonarse a la sensación de calidez que ofrece la obra de Cattaneo.

Es curioso que las piezas de esta colección emanan calidez, sus piezas se encuentran integradas en paisajes fríos, pero su paleta de colores expresa un suave calor, el calor de la paja recién guardada en el granero después de un día soleado. Podemos ver la lluvia y casi sentir el viento fresco de mediados de otoño o frío de principios de invierno, pero es como si lo mirásemos desde el cristal de la ventana de una cabaña, calentada por el fuego del hogar.

Los tonos grises, pardos y ocres son parte continua de la obra, los vemos en los pastizales cubiertos por el anochecer, en los campos de trigo al medio día o en la tierra de las colinas que rodean un lago. Son nubes y son suelo, se transforman en agua y se convierten en viento, iluminan y crean sombras en las cabañas, en los árboles y arbustos perdidos en el horizonte.

En las pinceladas Enrique Cattaneo nos deja ver que se puede ser maduro e inocente al mismo tiempo, los soportes de su obra no solamente son el medio, sino que forman parte de la lógica de su arte, son cuadrados perfectos o dobles cuadrados, son ese orden que también transmite la dinámica de su pensamiento, un sentido de estructura firme y acogedora.

Hay praderas, pequeñas colinas, valles y carreteras libres del atestado tránsito citadino, nubes y más nubes de lluvia, junto con algunas casas que apenas y se alcanzan a divisar en la distancia, probablemente hogares de gente dedicada a las labores del campo, esa vida llena de tranquilidad, donde el trabajo inicia con la salida del sol y termina al ocultarse este.

Hemos dicho anteriormente, el arte es arte por que comunica emociones, en ese sentido, las piezas de esta exposición demuestran esta definición, transmiten emociones de tranquilidad, paz, meditación, melancolía y añoranza, no son las emociones llenas de pasión, desgarradoras o impulsivas, pero no por ello dejan de ser intensas, por el contrario, nos dejan quedarnos absortos y perdidos en ellas por largo tiempo y olvidar que el mundo que nos rodea continúa su alocada marcha.

Esta exposición se encuentra en el Salón Central de Galería Casa Lamm, ubicada en Álvaro Obregón No. 99, colonia Roma en la delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México en los horarios de la galería, para más información en la página de Galería Casa Lamm.