Todas las fotografías de Roberto Gutiérrez Contreras con autorización del Museo Nacional de Bellas Artes.
Si bien es cierto que no es la primera vez que la obra de Francisco Icaza visita el Palacio Nacional de Bellas Artes, en esta ocasión, es la primera vez con la que el artista mexicano, nacido en la Embajada de México en El Salvador, llega con una muestra exclusiva de sus obras al máximo recinto del arte en nuestro país.
A través de 3 núcleos temáticos, la exposición titulada como “Francisco Icaza. Me quiero ir al mar”, muestra un total de 145 piezas seleccionadas por los curadores Santiago Espinosa de los Monteros y Natalie Gama Pourdanay, en el que además de sus obras más representativas, es posible contemplar piezas que nunca o casi nunca habían sido expuestas.
El curador Santiago Espinosa mencionó que Icaza es conocido dentro de la crítica artística como un pintor para los pintores, dado que la lectura de su obra requiere un alto grado de especialización en conceptos artísticos, donde el uso extremo de detalles dentro de su plástica evocan un nuevo lenguaje diseñado por el artista, y esto no sólo de manera metafórica, ya que en gran parte de las piezas expuestas es posible apreciar el uso de simbolismos totalmente definidos, sino también la presencia de textos dentro de su pintura con grafías diseñadas por Icaza.
“Francisco Icaza. Me quiero ir al mar” muestra una colección formada por piezas que van desde el dibujo, grabado, relieve, escultura y obviamente pintura, con técnicas como el tallado sobre madera, el óleo, tinta, acuarela, aguafuerte, el gouache sobre diferentes soportes, como son el papel, el lienzo o la madera, así como dibujos al carbón, el pastel, y mostrando una gran capacidad para realizar técnicas son soportes y medios mixtos.
Cabe resaltar que Icaza se trató de un artista multifacético, influenciado e influenciador de las diferentes corrientes artísticas de la época, destacándose principalmente en el expresionismo, pero sin abandonar otros estilos como el modernismo o incluso ahondando en el happening, como es posible apreciar en la muestra.
El recorrido a medios inició con la guía de los curadores Espinosa de los Monteros y Gama Pourdanay, quienes nos llevaron a la sala del núcleo titulado como Memorabilia, donde es posible apreciar una serie de autorretratos, muchos con estilo expresionista, así como el uso de uno de sus principales íconos simbólicos como lo son las aves y el mar, ya que también es dentro de esta sala donde se encuentran piezas de la serie que da nombre a la exposición, es decir, Me quiero ir al mar. Es además identificable la influencia que recibe Icaza de personajes como José Clemente Orozco o James Ensor, mismos que se volvieron siempre presentes en su estructura artística.
El siguiente núcleo temático corresponde al titulado como “Pájaros y Figuras”, el cual cobra mayor importancia dentro del lenguaje iconográfico y el discurso curatorial al exponer el pensamiento artístico de Icaza, especialmente en el discurso de elaboración de series narrativas, en las que además de incorporar historias cortas, muy al estilo de viñetas de cómic, el artista también plantea el erotismo y sexualidad como parte de su lenguaje. De igual forma, comienzan a aparecer otros elementos simbólicos como son el uso de figuras mitológicas que, junto a símbolos que rayan en glifos como las aves, el sol, el mar y las “X”, otorgan un significado rico en alegorías que describen el pensamiento y filosofía de alguien que enriqueció su vida a través de sus múltiples viajes por el mundo.
La última sección de la exposición, nombrada como “Obra última. Series”, representa el momento culmen de la muestra, especialmente porque abre con una serie de piezas dedicadas a uno de sus símbolos favoritos, la “X”, símbolo que, de acuerdo con los curadores, no representaba un símbolo de negación, sino que, en la ideología y cosmogonía del artista, representa el cruce de caminos, de ideas, de tiempos, de personas y de memorias; pero además, en estas últimas salas, nos encontramos con las piezas con mayor simbolismos, especialmente con el uso de los códigos de escritura creados por el mismo Icaza, que al ser unidos junto al resto de los símbolos como lo son las aves, el sol, y criaturas del imaginario mitológico tanto de civilizaciones antiguas como algunas creadas por él mismo. Cabe destacar que en este mismo segmento de la exposición se encuentran dos elementos audiovisuales que muestran tanto el mural titulado “Computadoras Represoras”, mismo que fue elaborado para el pabellón de la exposición mundial de Osaka, Japón en 1970, donde con lujo de detalle muestran cada segmento del mural, además de una secuencia de imágenes donde se muestra la creación de la obra conocida como “Mural efímero del 68”, esto también ha sido posible gracias a la creación de herramientas de mediación por parte del museo, las cuales además han creado recursos de accesibilidad para el público, donde es posible ver vídeos en lenguaje de señas mexicana para personas con déficit auditivo, además de audio en lengua náhuatl y un vídeo que muestra la vida y obra de Francisco Icaza.
Junto con la exposición será presentado el libro-catálogo de la muestra, el cual incluye además de fotografías de las piezas expuestas, los textos curatoriales de Santiago Espinosa de los Monteros y de Natalie Gama Pourdanay, así como escritos de Víctor Manuel Mendiola, José Manuel Springer y Carla Stellweg.
“Francisco Icaza. Me quiero ir al mar”, permanecerá abierta en el Museo Nacional de Bellas Artes en las 4 salas del segundo piso del Palacio desde el 14 de junio al 8 de septiembre de este año en los horarios de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas, con un precio de $70 pesos de martes a sábado y los domingos entrada libre. Para más información en http://museopalaciodebellasartes.gob.mx/.