Fotografías por Roberto G. Contreras, con autorización de Galería Casa Lamm.
La vida se transforma y se transmuta de manera continua, crece y decrece, va y viene y, en una pintura, en los trazos plasmados en cada una de las piezas de la exposición “Nada se termina” de Amador Montes, es lo que podemos apreciar cómo solamente este gran artista oaxaqueño sabe hacerlo.

Las pinceladas abstractas cubren la tela con seres tomados de la memoria unida a la imaginación, mostrando una alquimia llena de vida, convertida en eternidad por la piedra filosofal de la creatividad de Amador Montes, donde lo ordinario se vuelve extraordinario y la realidad trasciende en la mano de quien transmite hasta la vista de quien recibe.
No son marcas simples, son formas llenas de pasión que inundan la flora y la fauna, situadas en escenarios que de primera vista podrían ser habitaciones o paredes vacías, pero que en realidad están cargadas de una atmósfera perdida en el tiempo, como si de los bocetos y trabajos de los maestros del renacimiento o del protobarroco se hubieran traído a la actualidad, con letras flotantes que recuerdan la casi perdida actividad de las epístolas manuscritas, de aquellas cartas enamoradas que con fiereza arrancaban los suspiros de doncellas entre almohadones y satín.
Podemos observar el traslado de los seres más comunes, aves, insectos o moluscos, extraídos de la vida diaria para elevarlos al estatus mitológico, a aquellos pájaros que, desde las ramas secas de los árboles, o desde la agarradera de una silla forman al mismo tiempo el paisaje y son testigos mudos de las acciones del espectador y de los mensajes sutiles y descarados del artista. Trayectorias de tentáculos que unen y separan las palabras de un poema y, como poema, renace entre los labios que forman los pétalos de una flor.
Los insectos se vuelven protagonistas de la escena, se encaraman en los muros y se pierden sus antenas entre las metafóricas flores que nacen de sus antenas, generan su metamorfosis, a veces pétalos, a veces hojas, unen recados y se vuelven letras entre tonos ocres, alabastros y pardos, se tornan en alimento y renacen en pavorreales, en flamencos de largas patas o garzas coronadas en la santidad, son aquellos magos que se han transmutado para extender la elegancia en el alto vuelo y surcar los cielos.
No se habla de magos sin magia y no ha magia sin la presencia de lo divino, ahí ocupa el lugar de la musa, de aquella jarra mágica que desborda las ideas para crear la magia sobre el lienzo, de aquellos seres que se elevan como gigantes sobre el mundo y los sueños, hasta aquel impacto visible de lo invisible, de las paradojas y de las metáforas entre el bronce, el oro y el fluido vital tanto para plantas como para animales.
La exposición “Nada se termina” está en las instalaciones de Galería Casa Lamm desde el pasado miércoles 30 de enero en la sala Elín Luque hasta el próximo martes 19 de marzo del 2019, en los horarios de Casa Lamm, la dirección es Álvaro Obregón No. 99, colonia Roma en la delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México, para más información en la página de Galería Casa Lamm.